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Un viajecito pa’ ver que pasa por allá…
Tipo de proyecto
fotoensayo
Fecha
6 de Noviembre de 2023
Ubicación
Buenaventura, Valle del Cauca
En Buenaventura también se visita los lugares recónditos de la dura realidad.
Buenaventura, ciudad perteneciente al Valle del Cauca, uno de los emblemas del Pacífico sur colombiano, y portador del principal puerto marítimo de Colombia. Sin embargo, su gran mayoría de habitantes se encuentran en la pobreza y como víctimas de la violencia, el narcotráfico, el desempleo, la extorsión, la corrupción política y la falta de acceso a la educación y servicios públicos: resultado de los negocios y/o actos ilícitos que permanecen esta ciudad, y que cada día se intensifican para influenciar las decisiones de muchos jóvenes y niños; a su vez esta situación ha obligado a muchos habitantes a abandonar el territorio o soportar la necesidad y los conflictos con las manos atadas para accionar.
Buenaventura está habitada en su gran mayoría por afrocolombianos, personas en las que se siente el folclor y el ritmo de la cultura Pacífica, donde la música, la danza, la tradición y toda la herencia africana abunda en la sangre de los bonaverenses. Alguna parte de esta herencia se está desvaneciendo, al igual que la tranquilidad, sonrisas y la esperanza de la gente, gracias a los seguidores de la economía y actos ilícitos. Una realidad que está acabando con el sentido de pertenencia y la identidad de los habitantes, aunque no solo de este lugar, sino de todo el Pacífico, porque a todos nos desconsuela y atemoriza las condiciones de Buenaventura, al igual que los alrededores de la región.
Me subo en esta caseta, sola y aislada
Para hacerle un llamado al Pacífico
Playa del morro, Tumaco
Yo soy tumaqueña, una mujer del Pacífico, que siente y respira por su tierra. En mi corazón siempre aterrizan los azotones que sufre esta región, golpes causados por las prácticas ilegales, como es transfigurar el cultivo de la hoja de coca, para convertirla en una sustancia psicoactiva, siendo mi pueblo un gran cultivador de la misma.
He crecido junto a las olas del mar, he crecido junto a los arrullos de cantoras, he crecido con el repicar de la marimba y con la frescura del pescado recién sacado del mar. Mi vida está en el Pacífico, mi corazón está en Tumaco y siento que mi misión es siempre tener encendida la cultura de mi tierra, la energía de una afrocolombiana.
Buenaventura, ahora es un caso especial para mí. A mi cuerpo llega la sensación de destrucción, o como lo diría mi mamá, “la sensación del acaborsio”, los conflictos que todos los días se presencian en esta ciudad. Por ello, ya era necesario “Un viajecito pa’ ver que pasa por allá”, aunque me terminaron diciendo “Me estás grabando y no me querés dar plata”, palabras de un habitante de calle del centro de Buenaventura.
Dos formas de estar en el mismo lugar: la calma de la libertad, y la realidad del afectado
Buenaventura, Valle del Cauca
Muchas historias camufladas detrás de una, dos o muchas máquinas
Principal puerto marítimo de Colombia, Buenaventura, Valle del Cauca
Cada tabla desgarrada es cada dificultad y necesidad sin solución
Barrio Bolívar - Buenaventura, Valle del Cauca
En la primera parada, solo bastó apreciar que tan desgarrada está la pintura de una casa, y qué tan descompuesta está la tabla que la sostiene. En esos hogares, viven familias que todos los días salen a trabajar, salen a enfrentar la obligación y la imagen que se ha impregnado en este territorio; una imagen de violencia, una imagen de necesidad, la imagen que mi corazón describió al verlas, la imagen que se esconde detrás de la fachada del puerto marítimo de esta ciudad.
Todo aquel que desconozca la precariedad de la educación, la hambruna de muchas familias, el ingreso de jóvenes a los grupos al margen de la ley, la inseguridad del territorio y demás problemáticas derivadas a lo mencionado, siempre se quedará con la imagen de que Buenaventura solo se trata de máquinas que hacen una economía estable, cuando ni siquiera eso, saca la cara por la ciudad y su gente.
Teja sobre teja, años tras años y nada ha cambiado
Alrededores de la plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Contenedor de fondo, mientras la pobreza es el trasfondo
Buenaventura, Valle del Cauca
La desgracia que está en Buenaventura, ya se está apoderando de todo el Pacífico. Suficiente razón para hacer este registro, que es un espejo de la realidad, un espejo que permitirá notar lo que algunos no logran mirar, y aquellos que sí, solo aspiro que florezcan el carácter para acabar con las acciones que están destruyendo su territorio.
Acciones que nos regresan la época de la esclavitud, solo que ahora no se trata de españoles ni se trata de blancos, se trata de seres sin la virtud de lo humano, quienes demuestran carecer de una decisión responsable, incapaz de seguir fracturando la sana convivencia de esta ciudad. No son nada más que interesados en el beneficio propio que responde a la ilegalidad; son individuos que consienten el acto violento, conflictivo o ilegal, y por la misma línea, atentan contra nuestra identidad, reconocimiento, bienestar y riqueza cultural.
La Multitud es digna para los encontrar testimonios la realidad
Plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Trabajar no es una alternativa, es una esperanza de progreso y mejoría
Zona de restaurantes en la plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Similar a los tiempos de esclavitud: mujeres negras con la cabellera escondida, solo que ahora son esclavas de una espera de vida tranquila y con las hebras a su voluntad
Zona de restaurantes en la plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Poco optimismo en la rutina: una lucha diaria que los hijos no permiten quebrantar
Plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Los quehaceres en la plaza del mercado
Plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Las mujeres son aquellas pasan sus días regando los pescados, limpiando camarones o algún otro oficio que recoja dinero para tener comida; son mujeres que trabajan con la incertidumbre de tener sus hijos en casa, mientras son expuestos a las armas, a las confrontaciones por egos y barreras invisibles. Mujeres que, con el paso de los años, las arrugas de angustia, se han tatuado en sus rostros, sin darse cuenta.
Recostados como el apio, están algunos obligados a ser espectadores
Plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
Todos aspiran un cambio… pero con ellos, mientras el territorio los necesita, las horas se pasan sobre una mesa de juego
Plaza del mercado de Buenaventura, Valle del Cauca
¿Pero dónde están los hombres?... entregados a las horas del ocio. Es inaceptable notar como las drogas o el ocio, son la razón de hacer caso omiso al llamado del territorio, el llamado que hace la necesidad, el llamado que hacen las tejas desgastadas de una casa, el llamado tan alarmante que hace la ausencia de sonrisas de la niñez.
No tropecé al menos un niño regresando de su escuela a las 12 del día, a pesar de haber sido un viernes. Encontré niños mocosos, niños descalzos, que solo corrían de la presencia de mi cámara, es más, de mi presencia; no me permitieron una pregunta, una palabra y mucho menos un gesto, la respuesta de ellos, siempre fue huir y replicar insultos hacia mí, los mismos que todos los días se escuchan para ahuyentar a los habitantes de calle que buscan refugio o una víctima de sus mañas, al menos en un rincón de aquella plaza.